domingo, 4 de mayo

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Barricada Cultural

 

No puedo más

por L. Mariano Carmona Rodríguez

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Esto es la sinrazón, un sindiós, una granja de perturbados peligrosos, ya está, se acabó, chimpún. ¿Qué de qué hablo? Si no tiene ni sentido explicar nada, si es evidente, se respira, se mastica, es todo. La vida, la gente, los que mandan, los mandados, los que observan, los que imponen, los que callan, quien maneja, quien se deja, los que abundan, los que escasean, los de aquí y los de Alá, perdón, los de allá. Todo el Mundo se ha vuelto cuerdo y razona y parlamenta, y sabe y enseña, ilustra, sentencia, ordena y manda, o si no, reza y no ora, oye sin escuchar, alaba sin saber a qué, otrora sin saber por qué, mira sin ver, y andamos, y anduvimos y andaremos, y corremos y viajamos y nos movemos, pero no caminamos. ¿Dónde, por qué, para qué? ¿Quién lo sabe, lo sabe usted, lo sé yo?

¿Me he vuelto loco? Ojalá. Quise aprender, conocer, descubrir, observar, escuchar y oir, callar y sentir sin hablar, me abrí en canal y dolió, mucho, muchísimo. Pero resurgí, otra vez comencé a volar, a aprender. ¿Y ahora, qué, qué vi, qué percibí, que me alcanzó de pleno? La envidia, la ira, el castigo, el dolor, la sombra, el miedo, el llanto, la miseria, la suciedad, el orden, el ¿dequétequejas?, el tuquesabrás. Propios y ajenos.

Bueno vale, esto no es malo, sentir no es el problema, siento y me emborracho de sentir, todo mi ser siente y conecta, y está, y crezco, camino, avanzo, voy hacia un lugar donde todo es… y todo está.

¿Quién se viene, te vienes tú, se viene usted, nos vamos todos? Yo me voy contigo, dice ella y nos preguntamos, ¿qué hacemos, por dónde es?, ¿podremos volver?, espera, todavía no, ¿mejor mañana?, ¿y si no?, pero, ¿y si sí?

No sé dónde voy, sólo sé, que aquí no es, ¿cambia el sitio o cambio yo? ¿Cambiar yo, más, todavía más? ¡Venga ya!, prefiero la locura antes que la cordura extrema. ¿O es que es eso lo que quieren, volverme cuerdo, totalmente cuerdo para pensar, hablar, mirar, oir, obedecer y votar?

Pero aquí sigo, cociéndome a fuego lento, como los guisos de la abuela para que alguien, no sé quien pueda engullirme, digerirme y finalmente, cagarme.

Y tú, ¿te cueces o te enriqueces? Yo me estoy cociendo. Y no puedo más.

 

Foto: abc.es