Hace meses se reabría el Museo Palmero en Almodóvar del Campo que, con una moderna estética museística, no pierde su aura original del inmueble que ocupa y en el que Alfredo Palmero de Gregorio empezaría a forjar la saga de artistas que ha llegado hasta nuestros días.
El convenio de colaboración suscrito entre el Ayuntamiento y la familia del artista almodovareño ha hecho posible esta remodelación con el saneamiento de diversos elementos arquitectónicos y la adecuación del sistema de iluminación. En este remozado espacio de titularidad privada se ha puesto en valor, por la iniciativa pública, la obra de este genial artista que llegó a entrar en vida en contacto con pintores e intelectuales coetáneos de toda Europa y que supo plasmar escenas costumbristas de su localidad natal en una vasta obra en la que no faltan innumerables referencias quijotescas y cervantinas.
El museo puede contar en sus fondos con 800 piezas pictóricas, a las han de añadirse una cifra nada desdeñable de cerámica, tallas o mobiliario. Uno de los grandes problemas al que hubo que enfrentarse en la reforma del museo fue la selección de las obras a exponer cuyo número se ha reducido significativamente respecto a la anterior etapa estableciéndose una visita ordenada y didáctica. No será extraño que quien lo conociera de antes eche en falta obras que anteriormente en mayor número se exponían. Se ha ganado en todo caso en armonía por presentación y ambientación.
Su estructura actual responde a una ordenación temática y biográfica entorno a cinco salas principales. Una en torno a su primera época y como profesor, dando también cabida a obras de otros autores como Sorolla, del que fue discípulo al igual que de Romero de Torres o Cecilio Pla; otra en torno al Quijote, cuyo tema también fue muy importante en su obra y una más recogerá las obras con las que saltó a la fama en las décadas de 1950 y 1960 con escenas de París, los afamados ‘Caballos de la Luna’, o diferentes estampas taurinas. Sin olvidar el estudio que usaba el pintor para sus trabajos, que se recreará con elementos originales de su actividad como su propia paleta o caballete. Visitar el museo acerca a la personalidad de un artista de reconocido peso nacional e internacional que se hilvana con el resto de artistas de la saga familiar actualmente radicada en Barcelona.
Un merecedor reclamo de visita. Una joya escondida que todos deberían conocer con la seguridad de no sentirse defraudados tras conocerlo. Quien lo visita, es frecuente que repita y animará a que vengan otros visitantes. Fue mi caso; tras descubrir este tesoro oculto hace varias décadas, lo he visitado periódicamente haciéndome acompañar de familiares y amigos con quien comparto su sorpresa y admiración. Es frecuente que quien se acerque a conocer esta obra sin muchas referencias previas sienta perplejidad al reconocerla con facilidad por tratarse de motivos de gran difusión y consumo sin haberla asociado anteriormente a la figura del pintor.
Alfredo Palmero de Gregorio nació en Almodóvar del Campo en 1901, precisamente en el caserón que desde la década de 1960 alberga el citado museo. Se convirtió en uno de los pintores españoles más conocidos en el siglo XX. Tras su formación en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y posterior etapa de profesor, el “Maestro Palmero” cosechó grandes éxitos con sus exposiciones. Madrid, Barcelona, Bilbao, Bruselas, Nueva York, Luxemburgo, Caracas, Munich, Paris, Miami, Japón…Obteniendo el reconocimiento de numerosas personalidades de su tiempo. Palmero dejó una gran obra repartida por todo el mundo. A punto de cumplir 90 años, moría en 1991 en su casa de Barcelona.
- Precio de la entrada: 2,5 € (3,5 € visita guiada). Descuento del 20% para grupos de 20 visitantes.
- Horarios sábados y domingos: 10,30-11,20; Visita libre. 11,30-12,20 y 12,30-13,20; Visitas guiadas.
Para visitas de lunes a viernes, consultar con antelación. tfno: 659 721 198.
E-mail: descubrealcudia@gmail.com