Los bíblicos sabían que contra siete pecados se podían oponer con dignísima honra siete virtudes. La sociedad capitalista que es bíblica para lo que le cunde, egipcia para lo que le interesa, budista para cuando cuadra y musulmana siempre que se “petrodolarice”, ha olvidado las virtudes haciendo alarde de que los pecados, que, por capitales que sean habrán de sustanciarse en tribunales corruptos.; lo cual, y ahí lo mío, nos da una sociedad más vacua de la cuenta y bastante poco humana.
No soy yo partidario de que las dejadeces o de que los deslices que vamos cometiendo por la vida y que joden al prójimo sean evaluadas con moralinas varias, así, la religiones o las ideologías sectarias e intransigentes devienen en sistemas autoritarios cuya moralidad bien pongo en duda.
Pero, claro, cuando se nos olvida que como humanos tenemos un “Derecho Natural” que nos rige bien mucho por encima de lo que digan leyes o dictados, salmodias, peroratas y cualquier otra treta que anule al individuo o su capacidad de decidir, lo que acabamos siendo es unos monos con el culo pelado que apenas sacan de la vida el goce bien primario de cuando se la pelan.
Derecho Natural, pecado, consecuencias, ley y orden. Libertad o tampoco capacidad para poner en duda el lugar que ocupamos en el mundo.
Y contra la “soberbia”, pecado capital y prevalente, se opone la Humildad…
Hace no muchos días humilde misionero de la España, pastoreaba almas con más o menos tino por esos andurriales de la Africa profunda, quiso lo que quisiera que el hombre contrajera una enfermedad de esas de las que matan negros a mansalva, pero que no creemos que sean dignas de matar a blanquitos “noremisféricos”. El humilde misionero por fin había alcanzado su objetivo, se había mimetizado con la raza y el pueblo al que pretendía salvar, se había convertido en héroe y en mártir.
La Humildad del misionero la pisotea de pronto la soberbia de su raza, su religión, su estigma. A los pocos minutos de saberse contagiado por el virus del “Ebola” el Gobierno español activa un dispositivo que deviene en el rescate del humilde infectado. Un avión medicalizadísimo, los mejores especialistas en la materia, un alarde de ambulancias y clínicas impermeabilizadas para salvar la vida de un hombre al no le hubiera importado perderla por salvar otras. Para salvar la vida de un hombre humilde muchos hombres soberbios se lanzan al abismo. Qué incongruente todo!!, Qué errado casi todo!!!
Finalmente el humilde misionero la termina palmando del modo más obsceno, rodeado de batas, de atenciones, de soberbia al final impermeabilizada.
Imagino de pronto a cualquier mártir de tal o cual cultura salvado por los “geos” en aras de la “vida”, sin importar un pito que la vida importante es la que se decide entregar por los otros.
Así ocurrió en España, año dos mil catorce, alguien le dio la vuelta al sentir ancestral y dijo alto y bien claro, “contra la Humildad…. soberbia”!!!!!!!!!!
Así nos luce el pelo.