viernes, 26 de abril

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Barricada Cultural

 

Seguro RGA, ¿Seguro?

por Ignacio Gracia

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Hoy os voy a confesar la razón por la cual soy el único español que ha perdido peso estas navidades. Lo que oís. El incidente empieza allá por el mes de noviembre, cuando debido a una sobretensión deja de funcionar el frigo. Vale, por suerte tenemos un seguro que cubre eso. Gran suerte la nuestra como podréis comprobar.

El 10 de noviembre comunicamos el siniestro, pasa el finde y ya sin prisa el lunes mandan al técnico que por cierto llega cuatro horas tarde; pero esta gente es así, o eso empezaba a descubrir. Dice que es de la parte eléctrica y que hay que cambiar uno de los cuatro módulos de placas. Pide uno (creo que al azar) y cuando venga nos lo instalará. Ante nuestra situación del fin de semana y tras haber perdido entre otras viandas una torta de Casar cojonuda por falta de refrigeración, pedimos que nos dejen un frigorífico de sustitución. El aparato que nos traen parece de la cocina de la Nancy, de un minibar de minihabitación. Cabe un cartón de leche y poco más. Lo normal para una familia vegana nivel 5 (los que no comen cosas que proyecten sombras). Cuando viene la placa a las dos semanas sigue sin funcionar, y piden otra. Desde ese momento y con cabreo de dos semanas de veganismo, le manifiesto al colega que no estoy seguro que con la nueva placa vaya a funcionar, y que mejor si eso contactar con el servicio técnico oficial SAMSUNG, ¿no? Pues no. O cambiar las cuatro a la vez para evitar la ruleta rusa. Niet, que es muy caro y que no cubre el seguro.

Con la apesadumbrada certeza de que la ignorancia es todavía más cara, somos testigos del segundo viaje de casi tres semanas de las placas. En teoría correspondía a tres días, pero parece ser que son bien despachados. Por el retraso supongo que las habrían fabricado enanos en la forja del monte del destino. No accedieron a que las trajera aunque fuera en bici que tardaba menos. Como os podéis suponer al colocarlas sigue sin funcionar, y en este caso se llevan las placas al taller para estudiarlas.

Mi nivel de encabronamiento no había hecho sino subir, pero estaba reservando algo para la navidad que estaba a la vuelta de la esquina. Mi idea inicial era invitar a cenar al director general de RGA a la comida de navidad a ver si se motivaba, pero hube de desistir unos días más tarde, porque no consideraba oportuno invitar a un señor de tan alta alcurnia a una pizza y a unos refrescos calentorros porque no cabían en el minifrigo. Entre lo poco que he sacado de esta odisea han sido las doscientas veces que me ha pedido perdón el que atiende twitter de la compañía. Gran consuelo. Por supuesto llegaron sin resolución del caso fin de año y los Reyes. En fin de año mi madre se deleitó con una cena de un vaso de leche y una magdalena y se acostó a las nueve. Yo un poco de jamón y queso. Os lo juro. Respecto a lo de los reyes deciros que es lamentable que los pajes de los reyes se despidan de ti haciéndote un corte de mangas por no poder dejarles nada. Y lo peor, la tortura psicológica de asumir la carga de que por beber agua calentorra del minifrigo los camellos no van a poder repartir convenientemente los regalos de los niños del resto del barrio. Me siento un monstruo.

La última vez que vino el técnico dijo mirando al suelo que le iba a decir a la compañía que nos pagara lo que fuera y que nos buscásemos nosotros la vida. Nosotros nos opusimos, pero casi instantáneamente nos ingresan trescientos euros en la cuenta y se desentienden de nosotros después de dos meses y cinco días. Seguro, seguro. Por lo menos he aprendido que la cotización actual de cada moneda de plata con la que Judas vendió a Cristo es de unos diez euros, esto es, 30 monedas ahora valen 300€. No me parece caro el gesto de la traición.

Desesperados llamamos instantáneamente al servicio oficial. Vienen al día siguiente y dicen que las placas se deben cambiar en un orden determinado que si no se pueden romper al ponerlas, como había sucedido. Piden las placas oficiales que tardan la friolera de 48 horas en venir, y las reinstalan en menos de cinco minutos. ¡El frigo funciona! Muchas veces la solución más sencilla es la mejor, y no hay nada más caro que la ignorancia y reafirmarse en la ignorancia.

Escribo esta nota a modo anecdótico y estoy seguro ¿seguro? Que no es culpa de la gestión de la compañía, sino de una serie de desafortunadas coincidencias cósmicas. De cualquier forma no es lo peor que podía haber pasado. En las noches de insomnio por el ruido de la tripa a veces veía el frigo en duermevela y me parecía un ataúd tirado en una cuneta con alguien dentro. Menos mal que ya no tengo ese sueño. Que no pasa nada por jodernos las navidades, tipín que luzco y pelillos a la mar. Sin remordimientos. Esto es una mera reseña sobre un accidente causal de un caso de una compañía en un sitio. Nada que seguro se pueda volver a repetir.

 

Foto: es