jueves, 25 de abril

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Barricada Cultural

 

Oriana Fallaci

por María Delgado

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Hace hoy doce años fallecía en su querida Florencia natal la gran periodista y escritora Oriana Fallaci. Tras varios años de lucha, el cáncer terminaba con la vida de esta mujer brava, curtida, luchadora, que marcó un hito para el periodismo femenino, habiendo sido la primera mujer italiana corresponsal de guerra.

Ya de jovencita, la simpar Oriana participó en la Resistencia contra la ocupación nazi de su región, encargándose de pasar la munición de contrabando de un lado al otro del río Arno. Su propio padre, fue capturado y torturado durante esa difícil etapa, y más tarde liberado, experiencia terrible que marcó profundamente a toda la familia Fallaci. La niña Oriana recibió con sólo catorce años el reconocimiento honorífico del Ejército Italiano por su contribución durante la guerra.

Comenzó su etapa periodística animada por su tío Bruno Fallaci, director de semanarios, en la década de los años 50, y a partir de la publicación de su primer artículo, comenzó a viajar por todo el mundo en busca de la noticia. Recorrió toda América, instalándose más tarde en Nueva York, donde empezaría a escribir sus conocidas series de artículos sobre famosos.

A partir de mediados de los 60 comenzó entonces su etapa como corresponsal de guerra, recorriendo diferentes escenarios bélicos, que marcaron su carácter y sus convicciones, desde Vietnam, Oriente Próximo, hasta los conflictos en América del Sur.

Resultó herida de gravedad, e incluso dada por muerta, a causa de una ráfaga de ametralladora que la alcanzó mientras cubría en México D.F. los trágicos sucesos de la Matanza de Tlatelolco en 1968. Trasladándola a la morgue fue cuando se dieron cuenta de que la periodista seguía viva.

Su gran amor fue el político griego Alexandros Panagoulis, un destacado opositor a la Dictadura de los Coroneles, a quien conoció en 1973 tras la salida de la cárcel de éste. No se separarían hasta la oscura muerte de Panagoulis, en un extraño accidente de circulación sucedido en 1976. Fallaci siempre pensó en un asesinato orquestado por los mismos que lo habían encarcelado y torturado durante la Dictadura. Nunca se recuperó del todo de este fallecimiento así como de la pérdida del hijo de ambos que ella esperaba, y al cual dedicaría su famoso libro “Carta a un niño que nunca nació”.

Fue autora de diversos libros, entre ellos, varias novelas, que tuvieron gran éxito entre el público, como “Inshallah”, sobre el conflicto del Líbano, o la saga familar titulada “Un sombrero lleno de cerezas”.

Es precisamente mientras escribe esta novela que sucede en Nueva York el atentado del 11 S que impactaría especialmente a Oriana, haciéndola aparcar momentáneamente su veta de novelista y poniéndose manos a la obra con una serie de artículos criticando la pasividad de Occidente ante la amenaza terrorista y la creciente islamización de la sociedad. Estos primeros artículos darían paso posteriormente a diferentes libros sobre el tema, siendo el más famoso de ellos, “La rabia y el orgullo”.

Fallaci fue una visionaria en el tema de la amenaza islamista, que no se cansó de advertir al mundo de lo que se nos venía encima, hasta el mismo día de su fallecimiento. Fue tachada por ello de fascista, de retrógrada y todos esos rimbombantes epítetos con que la gente califica a todo aquél que pretende advertirles de verdades políticamente incorrectas. Además, vivió sus últimos años amenazada de muerte, en constante miedo por ver cumplidas esas amenazas.

Hoy más que nunca es importante recordar el legado de esta mujer sin igual, que trabajó incansablemente por la cultura y las libertades. Sus mensajes siguen estando de absoluta actualidad. Y en un plano más lúdico, nos quedan sus opiniones sobre famosos, sus entrevistas a todo tipo de personajes, desde el Ayatollah Jomeini, a la Duquesa de Alba. A quienes no hayáis leído algo de Fallaci, os lo recomiendo encarecidamente. No os aburrirá.

¡Nos leemos!

 

Foto: zendalibros.com