jueves, 21 de agosto

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Barricada Cultural

 

Cuatro películas... Pas de deux (III)

por Alicia Noci Pérez

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No me suelen atraer mucho los llamados “biopic”, o sea, las biografías llevadas al cine, en especial sobre artistas. Creo que se debe a que no me interesa demasiado la vida privada de la gente. Es como cuando alguna vez he dicho que me gustaba un actor, por ejemplo, y alguien me comentaba “es gay” y yo contestaba con ironía “vaya, ahora no voy a poder casarme con él”. Quiero decir que no me importa mucho si un músico pasaba la noche de juerga en un burdel o llevaba una vida retirada en el campo, a mí me importa el resultado de su trabajo. Y el problema es que la mayoría de películas de este tipo se centran demasiado, para mi gusto y en general, en aspectos poco edificantes, con lo que, si se admiraba al personaje en cuestión, es fácil quedarse un poco decepcionados porque, ¡oh sorpresa!, es humano.

Pues esa es la sensación que me quedó al ver “Le roi danse”, o “La pasión del rey”, la película del año 2000 dirigida por Gérard Corbiau. Nos relata la vida del compositor de origen italiano, que acabaría siendo francés, Jean Baptiste Lully, músico de la corte de Luis XIV, el Rey Sol, y que también tendría mucha relación con Molière. Yo creo que si alguien es capaz de componer algo tan bonito como “Marche pour la cérémonie des Turcs”, precisamente para la obra del dramaturgo francés “El burgués gentilhombre”, disfrutemos de ello y lo demás da un poco lo mismo.

Además es que resulta una figura fundamental en la historia de la danza, que por eso viene a colación este film, claro.

¿Recuerdan que ya les comenté que Francia tenía mucho que ver en el origen del ballet? Pues, obviando todo ese “cotilleo”, van a encontrar el porqué en esta película. Voy a intentar hacer un pequeño resumen de una historia que comienza en el Renacimiento, época de transformación en la percepción del mundo y en la concepción del ser humano, que pasa a estar en el centro de ese mundo. Esto, unido a los cambios sociales, llevará a un desarrollo formidable de las artes plásticas en Italia, entre ellas la entonces olvidada danza.

De Italia llegará Catalina de Medici para casarse con el que será Enrique II de Francia. Ella hará posible el nacimiento del “ballet comique”, que, aunque no es exactamente lo que hoy en día consideramos como ballet propiamente dicho es, sin duda, su germen, que florecerá precisamente durante el reinado de Luis XIV.

Antes, el cardenal Mazarino, primer ministro de Francia, que sustituiría al famoso cardenal Richelieu en el cargo, de origen italiano, muy aficionado a la ópera, impulsó este género en el que se incluían ballets en los entreactos. A los franceses no les gustaba mucho la ópera por aquellos entonces, y de hecho en el film vemos que los músicos se congratulaban de ello y de que al rey no le gustara cantar, sino bailar.

Y es que al monarca le encantaba la danza, y no sólo como espectador, como pueden ver en abundantes escenas (muy convincente la interpretación de Benoît Magimel en el papel del rey, por cierto). Con catorce años hará su aparición como bailarín, personificando al dios Apolo, en el “Ballet de la Nuit”. Ahora, ya no sé si se llamó “Rey Sol” a raíz de aquello o hizo aquello porque se consideraba el “Rey Sol”.

En cualquier caso, su afición por la danza le llevó a tomársela en serio y buscar su profesionalización, para lo que fundó en 1661 la Real Academia de la Danza. También se cita en la película, con harto disgusto de la madre de Luis, Ana de Austria (ya saben, la de los herretes y los mosqueteros, que tuvo vida más allá de aquel episodio).

Y fue en este interés que contó con la colaboración de Lully, Molière y Beauchamp. Lully se convirtió en el gran motor de la Academia, sin duda, pero el enorme avance que se dio al baile fue el resultado de una labor conjunta. El compositor italiano en sus vertientes de música y danza, buscando precisamente una unidad musical.

Molière confirió unidad dramática a los ballets; de hecho, éstos servían para enlazar las escenas de sus obras.

Beauchamp era coreógrafo e inventó una postura que a día de hoy sigue siendo fundamental en la enseñanza del ballet, la que se conoce como “en dehors”, que consiste en la rotación de las piernas y la colocación de los pies hacia fuera en cinco posiciones. Igual no les parece muy importante, pero resultó el principio de codificar el ballet, que empezó a tener una estructura fija. Y así se enseñaba en la Escuela de Ballet de la Ópera de París, la primera de la historia, igual que se enseña actualmente en la academia a la que asisten sus hijos, si lo han elegido como extraescolar. Ya saben que cuando les vean hacer una cosa extraña con los pies, eso lo inventó un señor francés del siglo XVII.

Como ven, la importancia de estos personajes fue realmente grande, pero lo que se desprende de la película no es tanto eso como que tuvieron vidas más o menos licenciosas, que escandalizaron a la sociedad de su época y que dejaron que desear como seres humanos porque se centraron en sus intereses artísticos en demasía. Bueno, cada uno se fija en lo que considera significativo.

En cualquier caso, es un film interesante en cuanto a que refleja bastante bien este momento crucial para la danza. El vestuario y la ambientación están magníficamente recreados, de hecho obtuvo una nominación a los Premios Cesar. Pero, sin duda, una de sus mejores bazas es la música que, aparte de estar compuesta en su gran mayoría por Lully, está interpretada por el conjunto música Antiqua Köln, bajo la dirección de Reinhard Goebel. Un grupo empeñado en dar realismo a sus interpretaciones, para lo que utilizaba instrumentos antiguos y seguía los parámetros de la época. Una maravilla que realza las escenas en que aparecen.