Estos días celebramos la Semana Santa, fecha religiosa mundialmente conocida, y con características propias y especiales, que la diferencian en nuestra tierra de las celebraciones de otros países de tradición católica.
La Semana Santa en España es única en el mundo, con hermosas tradiciones surgidas de nuestra riquísima tradición religiosa. El recogimiento, la solemnidad, las emociones vivas, la elegancia, la expectación… son características únicas de estas fiestas tan nuestras, que las hacen sumamente apetecibles para todos aquellos que vienen de fuera. Nuestra Semana Santa gusta, y gusta mucho, a los miles de extranjeros que deciden todos los años venir a participar de ella.
De todas las antiguas costumbres que nos distinguen destacan sobremanera las procesiones, en las que se recuerdan los episodios de la vida de Cristo, especialmente, los relacionados con su Pasión y Muerte, así como episodios de la Vida de su Madre; algunos extraídos de los Evangelios Canónicos, otros, de los apócrifos. Estas procesiones solemnes se viven con gran devoción en las calles de la mayoría de nuestras ciudades y villas.
La fecha para revivir la Semana Santa viene dada cada año por la primera luna llena que sigue al equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Y esta es la razón por la que puede llegar a haber incluso una variación de hasta un mes, en la celebración de un año a otro.
La Semana comienza el Domingo de Ramos, día que se recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén, para celebrar la Pascua Judía. El Jueves Santo se rememora la Institución de la Sagrada Eucaristía, en la Última Cena. El Viernes Santo se recuerda la Muerte de Jesús en la Cruz, y el traslado de su Santo Cuerpo al sepulcro. El Sábado Santo es un día de meditación, de recogimiento; no hay celebración eucarística, aunque sí se recuerda la Soledad de María, después de haber dejado a su Hijo en el sepulcro. Finalmente, el Domingo celebramos la Resurrección de Cristo, que es el día más importante, y más solemne de toda la Semana.
El origen de nuestras procesiones en Semana Santa se remonta al siglo XIII, cuando surgieron las cofradías, y con ellas, los desfiles de penitentes, que se flagelaban a golpes las espaldas para la expiación de los pecados. En la actualidad, todavía encontramos esta costumbre en localidades como San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). Desde la Antigüedad, se venían realizando representaciones teatralizadas de los pasajes de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que serían después sustituidas por las tallas. La llegada de la Imaginería a estas procesiones se produjo en el siglo XVII, con riquísimas imágenes de gran valor artístico.
Un momento importante para la Semana Santa en España se produce en 1521, cuando el Marqués de Tarifa regresó desde Tierra Santa, e institucionalizó la celebración del Vía Crucis en nuestro país. Desde entonces, este evento sagrado se celebra con una procesión, que con el tiempo se fue dividiendo en distintas escenas, lo que acabaría desembocando en las procesiones que conocemos, con sus cruces y sus altares portátiles.
En cada zona de España estos eventos tienes sus propias características definitorias, aunque existen unos rasgos comunes a todas ellas: desfilan una o varias cofradías o hermandades, que portan sobre los hombros de los cofrades, o sobre plataformas rodantes, un paso con tallas que representan la Pasión de Cristo, imágenes de la Virgen, o de los Santos. Estas imágenes permanecen el resto del año en las iglesias a las que pertenecen, y muchas de ellas son piezas valiosísimas del Arte Religioso Español, algunas con más de cinco siglos de antigüedad.
Otro rasgo común de las procesiones es la presencia de los penitentes, también llamados “nazarenos”, que llevan sobre la cabeza el denominado “capirote”, un gorro con forma de cono, del que cae una tela a modo de velo que les tapa el rostro. Es habitual que los nazarenos porten cruces o flagelos, o que vayan descalzos.
En las procesiones no falta, además, la música, compuesta expresamente para estas marchas procesionales, que tiene un marcado carácter fúnebre.
Veinte de estas celebraciones de Semana Santa tienen en nuestro país la consideración de Interés Turístico Internacional; son las fiestas de Semana Santa de León, Cuenca, Valladolid, Zamora, Cartagena, Ferrol, Palencia, Cáceres, Medina de Rioseco, Medina del Campo, Málaga, Salamanca, Viveiro, Granada, Hellín, Zaragoza, Orihuela, Lorca, Murcia, y la más conocida de todas, Sevilla, que destaca por su espectacularidad. Las calles se inundan de personas venidas de todos los rincones para disfrutar de su fervor religioso. Los pasos más admirados son los de la denominada “Madrugá”, que sale la noche del Jueves a Viernes Santo, con imágenes tan veneradas por los sevillanos como el Jesús del Gran Poder, el Cristo de los Gitanos, la Macarena, o la Esperanza de Triana, ante las que se cantan saetas.
Tanto si sois personas religiosas, como si no, siempre es un placer participar o simplemente contemplar las procesiones de estos días. Sé que la Semana Santa de Ciudad Real fue declarada de Interés Turístico Nacional el 14 de Febrero de 2006, así que ¡espero que la estéis disfrutando! Ya me contaréis.
¡Nos leemos!