sábado, 27 de julio

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Barricada Cultural

 

Sangrando por ti

por Ignacio Gracia

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Esta es en realidad una nota de agradecimiento. A medida que cumples años tiendes a pensar que cualquier tiempo pasado era mejor, que ya no se hacen cosas como las de antes. Que lo de ahora no merece la pena, y que incluso la gente cada vez menos. Decir eso es un poco triste para un docente. La piedra de toque –o el jarro de agua fría- ha sido una campaña de donación de sangre desarrollada en la Facultad de Ciencias y Tecnologías Químicas. Se planificó para los días 30 y 31 de enero, justo a la vuelta de los chicos de vacaciones, pensando en que los primeros días hay mayor afluencia de estudiantes. Se distribuyó un correo entre todo el personal de administración y docente, pensando que los alumnos hacen poco caso al mail. Se pusieron carteles informativos en las puertas de los aularios y de la facultad. La primera jornada, por la tarde en realidad, fue decepcionante. Diez donaciones, casi todas a cargo del personal de la facultad, vamos, de los viejos. Y nos comentaban que hacían falta plaquetas en el Hospital. Uno tiende a pensar que se va a ir todo al carajo. Que los chicos que están todo el día pendientes del teléfono es imposible que tengan sensibilidad o espabilo para percibir esta necesidad, e interaccionar físicamente con la realidad.

Pero he aquí que el equipo de María Elena Madrigal, directora del centro de transfusiones no se rinde. Día dos. Gondor llama a Rohan. Encendemos las almenaras. Mandamos un correo a todos los alumnos de Químicas. Un poco macarra –adivinen quién lo redactó-, recordando que ya nos roban mucha sangre en lo cotidiano, con lo que hacerlo una vez por una buena causa merece la pena. Se envía una comunicación oficial desde la página de la UCLM a todo el campus. Se colocan carteles más bonitos en las entradas de los edificios. Y algo importante. Se difunde la información del evento en el twitter de la Facultad y en las redes sociales. ¿Se podrá enmendar lo que los mayores no pudimos, los que sabemos, los que tenemos siempre la razón?

Los Eorlingas -o Rohirrim, nunca me aclaro-, acuden al rescate. Resultado del segundo día: 77 donaciones. Además, muchos alumnos se acercaron al Centro de Donación en el Hospital de Ciudad Real. Yo fui uno de los últimos que acudí después de las prácticas de laboratorio (alargaron la sesión para que pudiéramos acudir, creo que por el mismo salario), y tuve la franca sensación de que ya no era necesario, incluso era el que menos hemoglobina tenía. Una marea de alumnos había acudido al rescate. Gente nerviosa que donaba por vez primera. Otros, donantes habituales pese a la juventud. Callados y discretos, consultando mucho los móviles y cuchicheando simpáticos. La savia joven, venciendo el miedo. Enfrentándose como suele a dificultades, a barreras, a primeras veces. Porque es la forma de avanzar en la vida, de progresar aunque todavía no se tiene la experiencia. Precisamente lo que hemos olvidado los que creemos que ya lo sabemos todo. Era el más viejo de los donantes, y no resolví el problema con lo que creía que era mi importante donación. La resolvisteis vosotros con vuestra humildad. Discretamente. Sin querer dejar huella, sin hacer ruido, salvo acaso la sonrisa al acabar de donar.

Por eso escribo hoy este artículo. Para agradeceros el gesto, aunque ya sé que no os hace falta. Pero es que lo hago más por mí que por vosotros. Para recordar lo que he aprendido. Por una lección de humildad y por reconocer un enorme regalo. Por hacerme ver que estáis ahí, por recobrar la confianza en el porvenir. Porque con vosotros vamos a tener un futuro extraordinario. Cuando un desconocido sangra por ti todavía hay esperanza. Gracias y hasta la próxima donación.

 

 Foto: Mª Elena Madrigal, del Centro de Transfusiones de Ciudad Real