Un singular plano aéreo de Roma nos encuadra de primeras en el ambiente mediterráneo donde transcurre “¿Qué pasó entre mi padre y tu madre?”, titulada “Avanti” en la versión original.
Cuando el hijo de un gran empresario, Wendell Ambruster Jr, se traslada a la termal isla italiana de Isquia para recoger el cadáver de su padre fallecido en un accidente de tráfico, su mente no va más allá de un par de ineludibles días que dejen todo bien atado. Lo que no esperaba el mítico Jack Lemmon es que se toparía con la joven Pamela Piggott, hija de la también fallecida amante de su padre, y a quien da vida Juliet Mills.
Lo que en un principio el joven empresario considera una pérdida de tiempo, pronto se convertirá en una inesperada ocasión para descubrir que el tiempo libre también nos define, impulsado todo ello por la encantadora muchacha Piggott y su alocada actitud. Ambos forman una pareja divertida, que brilla en el contraste entre las preocupaciones más triviales encarnadas por la joven rubia y los negocios del propio Lemmon, en tanto que homenajean el amor de sus respectivos padres.
Piggott resulta ser una joven con problemas de estima desgraciadamente a la orden del día, que se resuelven maravillosamente con frases tan valiosas como ésta: “Señorita Piggott, como pierda usted un kilo, un solo kilo, todo habrá terminado entre nosotros”. El film además cuenta con secundarios tan divertidos como Carlo Carlucci, a quien da vida Clive Revill, nada menos que la voz del Emperador Palpatine en ‘El Imperio Contraataca’.
Los desnudos, aunque parciales, y el adulterio, llaman la atención hasta para 1970. Envuelto todo por el cálido ambiente napolitano, la eficiencia americana choca vehementemente con la cultura mediterránea, llegando siempre a habituarse con cariño. Y cómo no, cuando el protagonista se halla fuera de casa, nada como la música para hacer partícipe al espectador del espíritu foráneo.
Con la fantástica dirección del legendario Billy Wilder y la ayuda del guionista de ‘Sabrina’ y las hitchockianas ‘Vértigo’ y ‘Topaz’, Samuel A. Taylor, el resultado es una notoria comedia con una enseñanza de lo más útil: no creas conocerte tan bien. Y por supuesto, para todo aquel que no haya tenido el placer de verla, sólo se puede hacer una cosa, invitarle a que lo haga de la misma forma en que Jack Lemmon invitaba a Juliet Mills a besarle: Avanti!