«¿Y por eso los escritores no afinan?» Con esta pregunta terminaba el capítulo anterior. Hablaba de lo mal que se lee. Hoy me he levantado picante y ampliaré el correctivo (4ª acepción). «Pero usted es escritor y no debería meterse con los lectores», podría decir alguien. «¿Y qué quiere, que les mienta?», le respondería (yo).
Mal articulista sería si anduviese mintiendo. Si no dijera lo que realmente pienso. Sigamos, pues. Ampliemos. Se lee deprisa. Sin analizar la poética (8ª acepción). Sin analizar el mensaje. Ni siquiera los profesionales leen con detenimiento. La prisa (2ª acepción) nos está robando la vida y solo unos pocos se defienden.
Contemos algo anecdótico y muy gráfico. A una de mis viejas novelas le faltan tres palabras: a la editora (3ª acepción) se le fue el dedo y en vez de ponerlas en cursiva las eliminó. En su día les pedí a unas cuarenta personas que buscaran las palabras ausentes. Nadie las encontró. Pregunté y pregunté y la respuesta siempre fue la misma: «No he visto nada raro», o algo similar. Solo mi musa se dio cuenta: nada más leer el libro (recién publicado), me dijo: «Aquí pasa algo».
Pues bien, esto es lo que hay. Leyendo así, es imposible captar las sutilezas de Mariano Veloy. Es imposible conectar con Elvira Navarro. Es imposible sentir a Vicente Valero. Es imposible entender a Belén Gopegui.
Y por eso las editoriales no afinan: porque los lectores no lo apreciarían.
«¿Y por eso los escritores no afinan?»
Creo que sí. Creo que, en general, los escritores no afinan porque nadie les exige que afinen. Y porque los textos afinados se venden peor. Creo que corren malos tiempos para la afinación. Malos tiempos para los buenos. Creo.
Y no hay solución (a corto plazo).
No nos engañemos: ni a largo (plazo).
Pero: ¡cómo me gustan la causas imposibles!
Cuando empiezo un libro desafinado, nunca lo acabo. Lo miro y pienso: «Es como si se publicara por inercia, leyendo los originales de corrido y sin prestar atención; es como si se publicara por publicar, sin ningún cariño, sin ningún criterio; es como si ya solo contara sacar otro título, un título más, ¡a ver si con este recuperamos lo que perdimos con el anterior!».
Eso pienso. Y me entristece. Suerte que algunos escritores aún afinan. Suerte que algunas editoriales aún afinan. Suerte que algunos lectores aún afinan. La minoría, sí, pero ¡qué minoría! Con minorías así me rió yo de las mayorías.
4ª acepción (correctivo): castigo o sanción generalmente leves.
8ª acepción (poética): conjunto de principios o de reglas que caracterizan un género literario o artístico, una escuela o a un autor.
2ª acepción (prisa): necesidad o deseo de ejecutar algo con urgencia.
3ª acepción (editora): persona que edita o adapta un libro.