Los culturales de esta semana recogen, casi sin excepción la publicación del libro de Acantilado No, no soy en absoluto un excéntrico, tercero de los libros que Bruno Monsaingeon dedicó a Glenn Gould (Toronto1932-1982), el maravilloso, pirado y más célebre pianista contemporáneo, que amaba a Bach sobre todas las cosas. A estas alturas se ha dicho ya todo sobre él; lo bueno, lo malo y lo medipensionista. Más allá de sus manías, de su silla, sus guantes y su gorra de visera; más allá de su arte en el corta y pega musical y de su carácter herético (musicalmente hablando), siempre quedará un músico en busca de la perfección y un maravilloso bromista (alguna antropóloga, como recuerda Ramón del Castillo, profesor de filosofía de la UNED, considera que un bromista es un místico menor). A mayor abundamiento, ha quedado para la posteridad la obra de un visionario que dejó los conciertos y los escenarios para lanzarse de forma frenética a la grabación cuando la fonografía comenzaba a ser un arte en sí misma, de tal forma que la mejor manera de llegar al centro de la espiritualidad de una obra estaba en el trabajo de estudio y no en la interpretación pura de la misma. La grabación sobre el concierto, una herejía, en fin, para los melómanos más conspicuos.
Otra lectura muy recomendable sobre el genio es Vida y Arte de Glenn Gould, de Kevin Bazzana publicado por Turner.
De todas formas, el que suscribe recomienda sumergirse en la interpretación de Las Variaciones Goldberg, en donde brilla especialmente el papel que siempre buscó: el ser un mero instrumento del lenguaje creado por Bach. Hace unas semanas recomendé desde estas páginas una grabación de las Goldberg Variationen BWV 988 interpretadas por el genio en el año 1955. Hoy me reitero en dicha recomendación. Membran Music tiene una grabación magnífica que puede encontrarse a un precio irrisorio.
Retorno a la belleza. Obras maestras del arte italiano de entreguerras es la exposición que la Fundación Mapfre organiza en su sala del Paseo de Recoletos de Madrid hasta el 4 de junio. La demostración palpable de que el arte contemporáneo no está constituido únicamente por el activismo político o el gesto duchampiano, como alega Enrique Andrés Ruiz. Ahí están la pintura metafísica y el Novecento: Sironi, Campligi, Casorati, Donghi……autores que “dirigieron su mirada a la tradición, pero en un sentido moderno.”
Y si Uds. viajan a París estos días sepan que el pasado jueves se inauguró en el Museo Jacquemart-André la exposición De Zurbarán a Rothko. Colección Alicia Koplowitz, que muestra por vez primera 53 obras adquiridas por Omega Capital, el fondo de la que la cita es presidenta. El citado museo es un gran edificio erigido en el Boulevard Haussmann a principios de la década de 1870 por los grandes mecenas Édouard André y Nélie Jacquemart es el lugar idóneo para albergar esta magna exposición con obras de Zurbarán, Goya, Tiépolo, Canaletto, Guardi, Joli, Van Gogh, Gauguin, Picasso, Gris, Modigiliani, Giacometti, Rothko, Freud, Tàpies, Antonio López y Barceló. Un motivo más para visitar la bellísima ciudad.
Acabo de leer un magnífico artículo (como todos los suyos) de Eduardo Torres-Dulce publicado el pasado día 25 de febrero en el suplemento de Expansión, Fuera de Serie, con el título de McQueen y dedicado al icónico actor. Me ha gustado especialmente la reseña que dedica a la película El caso de Thomas Crown (1968), en donde el gran crítico describe así al personaje interpretado por Steve McQueen: “un millonario bostoniano al que le gusta el robo, volar en planeador, conducir coches de marca, comer y beber bien y llevar a chicas que quieren encerrarle en la cárcel a pasear en buggy por cualquier palaya atlántica con sabor kennedyano, y enamorar, seducir y engañar a la maravillosa Faye Dunaway.” ¡Ah, Faye! ¡Qué belleza! ¡Qué clase! Una de mis actrices favoritas y una de las más hermosas. Mientras escucho The Windmills of Your Mind, el tema compuesto por Michel Legrand para la película de Norman Jewison (Oscar a la mejor canción) y degusto el Una Palma, un fino Tío Pepe con seis años de crianza, absolutamente espectacular (uno de los mejores vinos del mundo y uno de los grandes más baratos) llego a intuir que, en efecto, en muy contadas ocasiones, la vita é bella. Por cierto, a Legrand debemos la maravillosa banda sonora de Verano del 42 que escucho ahora, junto con la de I Girasoli (1970) de Henry Mancini. Todo un lujo.
Por cierto, sale a la venta por un precio de 20.000 dólares Grey Gardens, la mansión en la que viviera la tía de Jackie Kennedy (née Bouvier), Edith Bouvier Beale, y su hija Little Edie. La compro.
Sigan con salud.
Foto: youtube.com