sábado, 5 de julio

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Barricada Cultural

 

Las dos íes

por PL Salvador

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No sé qué voy a decir hoy. No sé sobre qué voy a escribir. No voy a hacer crítica literaria. Tampoco abordaré un tema social. Y ya sabéis que nunca toco la política. Ni la guerra. ¿Qué me queda?

Me queda la música. El silencio. Un rato al sol. O reflexionar en la penumbra. Me queda mi respiración. La tuya. El aire cargado de la ciudad. O el puro del campo. La soledad. Y la soledad de los solitarios.

De todo esto y de muchas más cosas podría hablar. Pero no. ¿Para qué hablar del silencio? ¿Qué podría decir? ¿Que es negro? ¿Que se esconde durante el día? ¿Que se rompe cuando lo miras?

¿De qué más podría hablar? ¿De la muerte en vida? ¿Del miedo a la muerte? ¿De querer a morir? ¿De morir queriendo? El verbo morir se utiliza para todo. Me muero de risa. Este tío me mata. ¡Mata ese porro! Matón, que eres un matón.

Pero no. La muerte está sobrevalorada. También la vida. Infravaloramos, sin embargo, al espíritu. Esos veintiún gramos de nada. O de todo. En el cadáver se ve lo que falta. Se ve lo que hubo. Lo que ya no está.

No encuentro el tema. Escribo y escribo. Sin hallar el camino. Y la página se acaba. No suelo pasar página. Cuando llego al final (de la página), reviso el texto y lo envío. Tal vez si achico la letra... Claro que eso es como hacer trampa.

A ver, centrémonos, hablemos de algo interesante. De algo de lo que nadie ha hablado. Pensemos. ¿Qué temas no han sido tocados? Como no lo he leído todo, no puedo saberlo, pero sí deducirlo.

¿Quién puede haber hablado, por ejemplo, de las pestañas de los erizos? Tal vez en un documental. ¿Y qué pueden haber dicho? Nada interesante. Mientras que yo voy a contar lo que interesa saber.

Que las chicas (erizo) las utilizan para seducir a los chicos (erizo). Parpadeando como las actrices de los años veinte. Que son como las nuestras. Delicadas. Enigmáticas. Que por las mañanas se las frotan con sus deditos igual que los niños.

Ya veo el final de la página. Suerte que he encontrado un tema interesante e inédito. El tema de las dos íes. Lo que no he dicho es que las pestañas de los erizos son... Un momento. Mejor lo dejo para la próxima semana.

Por si me ocurre otra vez.

Por si no encuentro un tema.

Y he de volver con las pestañas.

 

Foto: cuantovive.org