sábado, 26 de abril

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Barricada Cultural

 

Cuatro películas... De moda (I)

por Alicia Noci Pérez

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No, no voy a hablar ni de “La, La Land” ni de “Tarde para la ira”. La idea va por otro lado. Vamos a empezar una serie llena de colorido, glamour, elegancia... vamos a hablar... pues eso, de moda, de ropa vaya, de algunos vestuarios cinematográficos que me encantaron. ¿Han pensado alguna vez que les hubiera gustado ponerse aquel vestido, este otro traje que vieron en una película? Seguro que sí. Yo también.

Y comienza el desfile con “Lo que el viento se llevó”, un auténtico repaso a los estilos de la segunda mitad del siglo XIX. Es imposible comentar en un artículo todos los cambios que va experimentando la ropa en esos años (la femenina, la masculina, en vestidos, trajes, ropa interior, sombreros...), así que nos limitaremos a algunas pinceladas.

Cuando vi la película era muy jovencita (no fue cuando la estrenaron ¿eh?) y no pude evitar imaginarme con el precioso vestido verde y blanco que lleva Escarlata a la comida en casa de los Wilkes, con pamela y todo, por supuesto. Me sigue gustando mucho, aunque con el paso del tiempo y las diferentes revisiones del film ha habido otros modelos que me han conquistado. Pero eso ya lo pensaré... no, mañana, no, dentro de unas líneas.

La historia se inicia en 1861, cuando estalla la guerra de Secesión en EE.UU. En aquel momento acababa de ponerse de moda un elemento que, a pesar de lo que puedan creer, vino a ser una liberación en gran medida de las mujeres que se veían obligadas a llevar varias enaguas, lo que dificultaba enormemente su movimiento, a fin de dar volumen a unas enormes faldas: fue la crinolina o miriñaque, esos aros que se cosían a la enagua o que se colgaban de la cintura mediante cintas (en algún momento se tejían con crin de caballo, de ahí “crinolina”). Como esto ahuecaba la falda enormemente y la hacía balancearse y verse los tobillos (un escándalo), se pusieron de moda unos pantalones largos de lino que acababan en un encaje. ¿Recuerdan cada uno de estos elementos en la película? ¿Encuentran en su memoria a Escarlata sentada en la escalera de su porche con los gemelos Tarleton vestida de blanco? ¿O la archifamosa escena en que Mammy le aprieta el corsé? ¿O la hora de la siesta, cuando todas las jovencitas se quitaban esos vestidos tan aparatosos para poder dormir en las horas más calurosas de la tarde, poco antes de que ella se escape para declarar su amor a Ashley?

A mediados de los 60, la crinolina empieza a desplazarse hacia la parte trasera de la falda, dejando el frente más o menos recto, ya no forma un círculo perfecto. Empezamos a verlo en otro de los vestidos emblemáticos de la película, el que se cose una empobrecida Escarlata con las cortinas de su madre para intentar conseguir de Rhett Butler el dinero destinado a los impuestos de Tara. Y aún mejor en la escena en que ella se ha quedado viuda por segunda vez, donde la tela se recoge en la parte trasera, formando una curva bastante acentuada, que anuncia ya al polisón. Este elemento, que llegaría a duplicar casi su tamaño, empezaría a decaer en la década de los 70, cuando las pamelas del principio habían dejado paso a pequeños sombreros que se colocaban sobre la frente. Un vestido que lo ilustra y que me encanta es ese azul y blanco que lleva cuando la descubren con Ashley en la serrería.

Y por supuesto, uno de mis favoritos es... sin duda lo habrán adivinado al ver la foto de cabecera. Me parece espectacular. Eso sí, yo no lo veo ideal para un cumpleaños, pero si desean dar la campanada...

No quiero cansarles: entre que en el siglo XIX inventaron todo tipo de artilugios y complementos y los muchísimos modelos de esta película (unos 5.500), esto podría ser eterno. En cualquier caso, magnífico vestuario el diseñado por Walter Plunkett, muy bien estudiado, con rigor, lleno de detalles, un magnífico uso del color pensando en el recién inventado Technicolor, muy bonito... simplemente no se llevó el Oscar al mejor diseño de vestuario porque entonces no existía.