viernes, 23 de mayo

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Barricada Cultural

 

Paris bien vaut une messe

por Fernando Aceytón Sorrentini

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Ya está aquí la Navidad; en una semana estaremos celebrando la Nochebuena. La verdad es que cada vez se me pasa más rápido la vida, por ello de unos años a esta parte trato, en la medida de lo posible y de mis posibilidades, disfrutarla en plenitud: “Pa fuera telarañas”, como decía Bebe. Miren hacia dentro y luego láncense sin contemplaciones a vivir; así con mayúsculas. Olviden las monsergas de los chamanes de todo a cien y las recomendaciones, que siempre por nuestro bien, nos hacen los gilipollas totalitarios de guardia. Ustedes se lo merecen, porque Uds. lo valen. Quiéranse un poquito y gocen.

En eso he estado yo la pasada semana disfrutando del largo puente en París. La cuidad de la luz o la ciudad del amor. Menos lobos. Se trata de una ciudad maravillosa, es innegable, pero no es menos cierto que lo es en la misma medida en que lo son Roma, Londres o Madrid. Grandes metrópolis, para lo bueno y para lo malo.

Me siguen pareciendo sobrevalorados los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo, así como el museo del Louvre, que en ese afán tan francés de demostrar la grandeur acaba pareciendo una chamarilería, con sus cuadros apilados de cualquier manera. Está la Gioconda, frente a la que se apilan los chinos maleducados y gritones, pero en cambio pasan desapercibidos en las paredes llenas de obras maestras cuadros como La Belle Ferronnière, también de Leonardo Da Vinci, pero muchísimo más sugerente. Ello por no hablar de la búsqueda denodada de autores absolutamente geniales como Vermeer. Fuera de lugar están también su “arquito del triunfo” (otro más), la suciedad de sus fachadas y la gran horterada que supone la pirámide de cristal por la que se accede al museo tras atravesar un centro comercial.

Pero señores, ¡Oh, la, la! Hete aquí que el otro gran museo de París, el Quai d’Orsay obra el milagro de la belleza absoluta. La crème de la crème del Impresionismo cuelga de sus paredes como colección permanente. Manet, Monet, Dégas, Cèzanne, Pisarro, Renoir, Sisley, Caillebotte, Lebourg, Tolouse-Lautrec, etc. A los anteriores hay que sumar obras de tipos como Ingres, Courbet, Gérome, Tissot, Corot, Daumier, Delacroix, Fantin-Latour, Sorolla, Gauguin, Van Gogh, Amaury-Duval, Gervex, Millet, Whistler, etc. A todo ello hay que sumar dos exposiciones temporales excepcionales: la dedicada al genial Bazille (el impresionismo en sus comienzos), fallecido con 29 años en 1870 en la guerra franco-prusiana y la denominada El Espectacular Segundo Imperio (1852-1870). Este museo tiene su complemento en el de LÓrangerie, sito en los jardines de las Tullerías.

Muy recomendables la Ópera, el barrio de Le Marais y la Plaza de los Vosgos, así como el Centro Pompidou. Y qué decir del cementerio de Montmartre, situado en el centro del barrio y en donde reposa la gran Dalida. ¡Ah!, y el lujo de la Place Vendome y la rue Faubourg Saint-Honoré. La estatua del rinoceronte atacado por leones situada a la entrada de los Jardines de las Tullerías, en la Rue de Rivoli resulta encantadora por lo que tiene de elemento completamente extraño al entorno.

Maravillosas vistas de París desde la Torre Eiffel y la moderna torre Montmartre. Los paseos por el Sena quedan a su elección. Imprescindibles las visitas a la catedral de Notre Dame y la cercana Sainte Chapelle, situada dentro del Palacio de la Cité. El Pantheon y Los Inválidos, con la tumba de Napoleón, completan este recorrido a vuela pluma.

Y si Uds. tienen pensado viajar en fechas cercanas, ármense de paciencia: París vive todavía bajo el síndrome de los atentados terroristas, y el mundo oficial está absolutamente histérico. Prepárense para pasar por todos los arcos detectores habidos y por haber y por continuas revisiones de bolsos en cada lugar público que deseen visitar, incluidas las tiendas y los grandes almacenes. Además, los encargados de la seguridad suelen ser maleducados y bordes. Ahora bien, como dijo Enrique IV, “París bien vale una misa.”

Permítanme que tras este agotador paseo, me retire a mis aposentos en compañía de mi libro de cabecera: Manierère de montrer les jardins de Versailles par Louis XIV.

Si Uds. Tiene la oportunidad, ya que el espectáculo concluye el próximo 8 de enero, les recomiendo La gran ilusión de Antonio Díaz, el Mago Pop. Una maravilla. Teatro Rialto de Madrid.

El vino de la semana, muy apropiado para estas fechas navideñas: Fino en rama Cruz Vieja, de bodegas Faustino González, un fino de Jerez viejo y hondo y seco, como los de toda la vida.

Feliz Navidad.

Sigan con salud.

 

Foto: quees.la