Cultura en Tiempos de Crisis

Al final del túnel (2016)

Director: Rodrigo Grande

Intérpretes: Leonardo Sbaraglia, Pablo Echarri, Clara Lago, Federico Luppi, Javier Godino, Daniel Fanego, Aura Garrido

Sinopsis: Joaquín es un hombre que está en silla de ruedas. Su casa, que conoció tiempos mejores, ahora es lúgubre y oscura. Berta, bailarina de striptease y su hija Betty llaman un día a su puerta respondiendo a un anuncio que puso Joaquín para alquilar una habitación. Su presencia alegra la casa y anima la vida de Joaquín. Una noche trabajando en su sótano Joaquín escucha un ruido casi imperceptible. Se da cuenta entonces que un grupo de ladrones está construyendo un túnel que pasa bajo su casa para robar un banco cercano. Joaquín decide ejecutar un plan contrarreloj con el fin de intentar frustrar los propósitos de la banda.

Crítica de José Luis Vázquez

Concienzudo y respetable “thriller” claustrofóbico dirigido con mano firme por el rosarino (Rosario, provincia de Sant Fe) Rodrigo Grande, no confundir con otros colegas  de idéntico nombre pero diferente apellido, como el español García (BURIED/ENTERRADO) o el colombiano/estadounidense García (COSAS QUE DIRÍA CON SOLO MIRARLA), hijo éste último del grandísimo escritor Gabriel García Márquez.

Supone un pequeño giro, una discreta pero solvente vuelta de tUerca dentro del subgénero de atracos perfectos… de gloriosa tradición en la gran pantalla y en diversas cinematografías. En la nuestra manifestándose en sus derivados más humorísticos, como atestiguan las formidables ATRACO A LAS TRES y EL ROBO MÁS GRANDE JAMÁS CONTADO.

Apoyándose en un actor de tan extraordinarios registros como Leonardo Sbaraglia, no digo ya el portentoso aquí “comparsa” Federico Luppi, Grande maneja con sentido del ritmo y la observación una elaborada trama con personaje con hándicap físico, lo que acentúa más el dramatismo de lo narrado.

No supone ningún logro especial, le falta temperatura y una tragedia de mayor calado. Dentro de su funcionalidad, sabe salir más o menos airosa del embolado que siempre supone este corte de historias.

Lo que me parece completamente prescindible es el personaje de Clara Lago y su hija, tanto porque no me seducen precisamente sus interpretaciones y porque no aportan nada al asunto, más bien lo entontecen y dilatan.

Es un pasatiempo que no me deja un poso especial, que lo olvido tan rápida y fácilmente como lo contemplo, pero que cumple con la sagrada misión de hacer pasar el rato. No es poco. 

José Luis Vázquez