jueves, 25 de abril
jueves, 25 de abril
Director: David Yates
Intérpretes: Alexander Skarsgård, Margot Robbie, Christoph Waltz, Samuel L. Jackson, Djimon Hounsou, John Hurt, Ella Purnell, Cali, Simon Russell Beale, Madeleine Worrall, Laurence Spellman, Lasco Atkins, Matthew William Jones, Casper Crump, Guy Potter
Sinopsis: Ya han pasado varios años desde que Tarzán (Alexander Skarsgård) abandonara la jungla africana para llevar una vida aburguesada como John Clayton III, Lord Greystoke, junto a su amada esposa Jane (Margot Robbie), pero ahora le han invitado a que vuelva al Congo para ejercer de embajador de comercio en el parlamento. En realidad, todo forma parte de un plan ideado por el capitán belga Leon Rom (Christoph Waltz), pero los responsables de esta estrategia no tienen ni idea de lo que se les viene encima.
“Es prácticamente imposible cambiar la naturaleza de alguien” (Alexander Skarsgard)
Llamativa es esta superproducción de 180 millones de dólares. También es aparatosa, ostentosa, pesada desaforada. No voy a caer en el fácil recurso de compararla con el Tarzán de mis amores y de los de buena parte de mi generación, Johnny Weissmüller. No hace falta.
Centrándome en lo que esta modernizada versión ofrece y que resulte de mi agrado, más bien poco. Jane, por ejemplo, sí me gusta (a todos los niveles), ya se sabe que en estos tiempos las heroínas nada tienen que ver con las de antaño y están perfiladas con un marcado carácter independiente, feminista, a tono con los tiempos. Es muy guapa y lo hace muy bien Margot Robbie, descubierta por este cinéfilo en un papelito breve pero sustancioso en EL LOBO DE WALL STREET. También algunas secuencias aisladas poseen por sí solas cierto encanto, como las alusivas a los reencuentros del rey de la jungla con sus antiguos camaradas, véase elefantes, leones o gorilas.
Puedo admitir una buena intención de guión tanto en su acercamiento realista, lo que la emparenta con la algo más lograda GREYSTOKE, LA LEYENDA DE TARZÁN, EL REY DE LOS MONOS (filmada en 1984 por el director de CARROS DE FUEGO, Hugh Hudson), como en ese buceo del mito de ficción -creado por Edgar Rice Burroughs- más adaptado a la gran pantalla tras Drácula, en la ambivalente condición humana y puramente animal del protagonista, en la trasposición del “buen salvaje2.
Estos aciertos parciales se ven superados por una hiper digitalización (la tenía aún más la reciente versión de EL LIBRO DE LA SELVA, pero salía muy airosa del envite) que no le sienta bien a la credibilidad de la aventura. Los ralentís o los cromas no van sino en su contra. Por otra parte, los flash-backs que nos remiten al origen de toda la historia, no complementan sino ralentizan la acción.
Los lances se suceden abruptamente, no dan tregua, pero están presentados de una manera a veces atropellada, a veces fragmentada.
David Yates, responsable de unas cuantas entregas de HARRY POTTER, las últimas, las más insípidas e insustanciales, no muestra ningún toque personal. Se ampara en una audible, agradable, banda sonora de Rupert Gregson-Williams, lo cual a veces es síntoma de otras carencias o virtudes.
En cuanto al apartado interpretativo, Alexander Skarsgard es un Tarzán más bien inexpresivo e hiper musculado, no me provoca ni frío ni calor. La citada Robbie me parece lo más descollante, pues Christoph Waltz y Samuel L. Jackson, dos extraordinarios actores, tiran de registros “tarantinianos” pero esta vez yerran el tiro. Están excesivos, aunque el primero (un emisario asesino del rey belga Leopoldo) delimite su territorio, gracias esta vez a la sangrienta utilización que lleva a cabo de un rosario mortal construido con hilos de araña de la India.
Prescindible… aunque puede que no funcione mal en taquilla.
José Luis Vázquez
