martes, 16 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Estreno en Royal City

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Imprimir crítica

Un doctor en la campiña ()

Director: Thomas Lilti

Intérpretes: François Cluzet, Marianne Denicourt, Patrick Descamps, Christophe Odent, Isabelle Sadoyan, Félix Moati

Sinopsis: Todas las personas que viven en esta zona rural pueden contar con Jean-Pierre, el médico que les ausculta, les cura y les tranquiliza a cualquier hora del día, los siete días de la semana. Enfermo a su vez, acepta la llegada de Nathalie, recién llegada de su trabajo de hospital, para que le ayude. Pero ¿se las arreglará para adaptarse a esta nueva vida y sobre todo a conseguir el reto de sustituir a aquel que se creía irremplazable?

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Buen cine francés que no me arrebata pero que, sin embargo, me distrae y resulta divulgador sobre un trabajo vocacional y sacrificado, el de médico rural,individuos en permanente lucha contra las barbaries –enfermedades- originadas por la naturaleza. Concédanle una oportunidad si quieren alejarse un poco de tanta tecnología digital y atronadora.

Está confeccionada a base de pequeños detalles y de conocimiento de la materia, no en vano su director, Thomas Lilti, ha sido cocinero antes que fraile, pues hasta hace tres años ejercería su profesión de galeno, también en entornos y ámbitos como los aquí expuestos. Así que conoce perfectamente el percal manejado.

No alcanza la redondez cosechada con su anterior trabajo, HIPÓCRATES, en el que apuraba más las conductas morales y el alcance de su discurso, pero el retrato obtenido posee suficiente interés, tanto en la descripción de ambientes, de ese día a día y de la complicidad creada con quienes son socorridos, como a la hora de mostrar el proceso de papeles invertidos por los que el profesional acaba siendo paciente ante un diagnóstico delicado, o en el trazo de su protagonista, Jean-Pierre, un formidable François Cluzet, probablemente el actor más versátil y en forma del cine francés actual. No se olvide que acumula un César por el estupendo “thriller” NO SE LO DIGAS A NADIE o papeles tan diversos, memorables y populares como los de PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA o el de la arrasadora INTOCABLE.

Le secunda una sólida actriz, Marianne Denicourt, residente en la citada HIPÓCRATES y aquí una doctora ya en plena actividad de sus funciones.

Ambos resultan próximos, cálidos, pese a su aparente parquedad expresiva o cierto engañoso carácter sieso del primero. Al fin y al cabo, el acento, como es tradición desde los tiempos de Jean Renoir, se pone en unos registros de inequívocos signos humanistas.

Volviendo a Lilti, quisiera destacar su magnífico oído para insertar temas musicales, aquí un reconstituyente compilatorio de “country” concentrado en una larga y curiosa secuencia y que me engancha dada mi inequívoca filiación yanqui,  o también utilizando el inmarchitable HALLELUJAH. No se olvida que resulta ancestral la admiración y fascinación de los franceses por la cultura estadounidense, véase música o Séptimo Arte.

Acaba resultando un ejemplo más que potable de esas películas para adultos que reivindicaba hace poco la escritora Elvira Lindo, mediante un artículo bastante certero, en el que aplaudía a la reciente y loable EL CASO FRITZ BAUER y a la reflexiva HANNAH ARENDT. 

En Francia ha cosechado una gran respuesta comercial, al concitar la atención de dos millones de espectadores.

José Luis Vázquez