viernes, 29 de marzo

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Estreno en Royal City

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Cenicienta ()

Director: Kenneth Branagh

Intérpretes: Lily James, Cate Blanchett, Helena Bonham Carter, Richard Madden, Holliday Grainger, Sophie McShera, Eloise Webb, Derek Jacobi, Hayley Atwell, Stellan Skarsgård, Leila Wong, Ben Chaplin

Sinopsis: La historia de "Cenicienta" cuenta las andanzas de la joven Ella (Lily James) cuyo padre, un comerciante, vuelve a casarse tras la muerte de su madre. Ella quiere dar gusto a su padre y acoge con cariño a su nueva madrastra (Cate Blanchett) y a sus hijas Anastasia (Holliday Grainger) y Drisella (Sophie McShera) en la casa familiar. Pero, cuando el padre de Ella muere inesperadamente, la joven se encuentra a merced de una nueva familia celosa y cruel. Al final, Ella queda relegada a ser una sirvienta cubierta de ceniza por lo que le ponen el triste nombre de Cenicienta. Pero no pierde la esperanza y a pesar de la crueldad con la que la tratan, está dispuesta a cumplir las últimas palabras de su madre que le dijo que debía "ser valiente y amable".

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Hasta qué punto ha llegado el cine de cuentos y hadas, el cine de la mismísima y todopoderosa Disney, ese que había emprendido un viraje en los últimos tiempos a revisiones un tanto más siniestras de sus clásicos (la estupenda MALÉFICA, la notable INTO THE WOODS), que el hecho de plantearse una puesta al día de una de sus producciones más célebres de manera “convencional”, bien pudiera parecer un acto de rebeldía y temeridad, dado el tiempo que estamos viviendo de descreimiento, agitación, cambio de roles, oscuridad y escepticismo… siempre, claro está,  ciñéndome a tendencias artísticas, pues no es el momento de meterme en otros pantanos.

Y es que lo que supone esta adaptación es una “sorprendente” vuelta a las raíces. Una historia con todos los ingredientes que antaño tenían este tipo  de trabajos aunque fueran animados: espectáculo, belleza, buenos sentimientos,anhelos juveniles, abundantes momentos de cursilería asumida, buenos y malos.  

Así que quienes continúen fieles a esquemas del pasado, más humanizados y levemente actualizados (la heroína muestra desenvoltura y está preparada), puede que no se vean decepcionados. En cambio, aquellos que busquen cierto riesgo o atrevimiento, algún punto de vista novedoso, reinterpretaciones de cualquier tipo, me temo que puedan sentirse defraudados. Nada que ver al respecto con la extraordinaria y burtoniana ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS o con la sólida, imaginativa y en algún momento algo gore BLANCANIEVES Y LA LEYENDA DEL CAZADOR.

Destaca una puesta en escena suntuosa y deslumbrante, marca de la casa, de Kenneth Branagh, un “shakesperiano” autor que, últimamente, está poniendo la capacitación y destreza técnica adquirida con los años al servicio de un cine netamente comercial en el buen sentido del término, vistoso y entretenido, desde THOR hasta JACK RYAN: OPERACIÓN SOMBRA. En cualquier caso, sí, estoy de acuerdo con algunos, puede que su trabajo resulte un tanto impersonal, aunque dejando claro que respira una respetable profesionalidad.

Pero ante todo, esta nueva CINDERELLA es una obra de dirección artística, de vestuario, brillantez formal, de espectaculares contornos y ropajes. También lo era la ya citada MALÉFICA, pero esta tenía ese algo más: nervio, personalidad, irresistible encanto. El de esta es más ornamental, es más de diseño, sin que por ello lo desdeñe en absoluto. Sus apabullantes movimientos de cámara no encierran grandes ideas pero no dejo de seguirlos con sumo placer. El aburrimiento no se impone, ya es algo.

No esperen encontrar ninguna gran idea respecto a otras versiones oficiales, incluyendo la muy agradable POR SIEMPRE JAMÁS, una versión libre, en la que sí se podía rascar más, como trazo con el que estaba perfilada esa protagonista (encarnada por una simpática Drew Barrymore), un tanto “feminista” y “reivindicativo”. Da igual, tan legítima es la una como lo es esta.

Eso sí, fiel también a los distintivos del estudio, continúan produciéndose  en su argumentos desenlaces nada felices de familiares muy directos de los protagonistas. Rara vez se libran. Recuerden lo que le pasaba a la madre de Bambi o al padre del Rey León.

Un pasatiempo decoroso, inocuo pero agradable a la vista. Y seguramente de fácil digestión para los más pequeños de la casa y para algunos mayores con permanentes aficiones “peterpanescas”. Ah… y por el mismo precio, sale Cate Blanchett. No es que sea el papel de su vida, pero ella siempre raya a enorme altura. Y aporta brillantemente la amargura requerida a una madrastra seriamente acomplejada.

 

 

 

José Luis Vázquez