jueves, 28 de marzo

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Estreno en Royal City

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El niño ()

Director: Daniel Monzón

Intérpretes: Luis Tosar, Jesús Castro, Eduard Fernández, Sergi López, Bárbara Lennie, Ian McShane, Luis Motilla, Jesús Carroza, Moussa Maaskri, Meriem Bachir

Sinopsis: La historia está protagonizada por un lado por dos adolescentes, El Niño y El Compi, que quieren iniciarse en el mundo del narcotráfico, y por otro por dos agentes de policía, Jesús y Eva, que llevan años intentando desenmarañar la tupida red de tráfico de drogas del Estrecho.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

EL NIÑO es, para quien esto escribe, la mejor película española en lo que llevamos de 2014 (no me olvido de OCHO APELLIDOS VASCOS y CARMINA Y AMÉN.), a la espera de estrenarse a finales de septiembre la ansiada LA ISLA MÍNIMA del cineasta más en forma actualmente de nuestra cinematografía, el sevillano Alberto Rodríguez (7 VÍRGENES, GRUPO 7).

De una gran factura y un considerable nivel, no da tregua de principio a fin. Además, es aún más trepidante cuando tiene que serlo (las secuencias de persecuciones con helicópteros y fuerabordas demuestran gran poderío y oficio, nada que envidiar al gran cine de acción norteamericano), es graciosa cuando la ocasión lo requiere, turbia como buen relato noir por mucho que esté ambientado en espacios abiertos y luminosos… y también es sentimental en pequeñas pero oportunas dosis.

Tal y como ha sugerido algún compañero, de acuerdo que la historia de Luis Tosar y Bárbara Lennie se encuentra un tanto diluida, pero la del protagonista con la muy guapa actriz marroquí Moussa Maskri está tratada con mucha delicadeza. Sus escasísimos momentos eróticos cuentan con un atractivo y pudoroso tratamiento estético, están filmados con elegancia y estilo, algo no muy habitual en nuestro cine.

Situaciones y personajes exudan credibilidad, veracidad. La solidez que lo impregna todo, parte desde un guión realista, documentado y que apenas demuestra agujeros. Todo casa bien, aunque el trasfondo recurra a lugares comunes. Los que no lo resultan tanto son los escenarios elegidos, ese trecho marítimo del estrecho de Gibraltar en el que numerosos capos de alta o baja estofa, inflan económicamente sus faltriqueras con el contrabando de drogas, con la aquiescencia de poderosos y fuerzas policiales a uno y otro lado del continente.

Son varios los colegas que encuentran similitudes con la serie EL PRÍNCIPE. Al desconocerla lamento no poder encontrar esas conexiones. Supongo que al estar Mediaset detrás, algún sello de fábrica puede ser reconocible. Lo que sí me resulta más diáfano es esa extrapolación del gran cine negro norteamericano a latitudes y temperamentos hispanos. Al "sumidero de Europa" como perfectamente ha definido Roberto Piorno su localización geográfica.

En ello tiene que ver en gran medida el olfato para hacer un cine comercial riguroso e inteligente, con influencia claramente hollywoodiense, algo de lo que siempre ha hecho gala su director, sin renunciar en ningún momento a sus raíces.

Y es que el mallorquín Daniel Monzón, ya ha demostrado con creces una capacitación considerable para abordar cualquier tipo de género, desde la comedia más enloquecida (EL ROBO MÁS GRANDE JAMÁS CONTADO) hasta el suspense en el mejor estilo  “hitchcockiano” (LA CAJA KOVAK) o la revisión con sentido del humor del mundo de los héroes de comic (EL CORAZÓN DEL GUERRERO). Pero, sin duda, su mayor hito hasta el momento, es CELDA 211.

Aquélla era una historia carcelaria y de supervivencia que vuelve a compartir el protagonismo de Luis Tosar. Allí, como esa bestia con entrañas, Malamadre, es muy difícil de olvidar. Aquí, no tan intenso, pero al ser uno de esos actores que se puede permitir lo que sea porque su presencia siempre resulta poderosa, tampoco es una excepción, sino una nueva reafirmación.

Y claro, me encanta también el puñado de actores de los que aquí se rodea. Antes he mencionado a las chicas, pero el elenco de chicos que le acompañan es de lo más potente. Desde los más veteranos, como Sergi López o Eduard Fernández, ambos dentro pechando con papeles potentes, hasta esa revelación gaditana llamada Jesús Castro, joven actor de pasmosa naturalidad y físico considerable, o su compañero de correrías, el simpático y desenvuelto “outsider” Jesús Carroza.

Pese a todo este montón de virtudes citadas, a su perfección técnica, no me deja el poso definitivo de CELDA 211, pero menudo estupendo rato paso contemplándola. Con cinco NIÑOS al año, el cine español puede que estuviera salvado. 

José Luis Vázquez