viernes, 26 de abril
viernes, 26 de abril
Director: Marc Webb
Intérpretes: Andrew Garfield, Emma Stone, Jamie Foxx, Dane DeHaan, Paul Giamatti, Sally Field, Embeth Davidtz, Colm Feore, Denis Leary, Marton Csokas, Sarah Gadon, Chris Zylka, Martin Sheen, Chris Cooper, Mark Doherty, Stan Lee
Sinopsis: Peter Parker lleva una vida muy ocupada, compaginando su tiempo entre su papel como Spider-Man, acabando con los malos, y en el instituto con la persona a la que quiere, Gwen. Peter no ve el momento de graduarse. No ha olvidado la promesa que le hizo al padre de Gwen de protegerla, manteniéndose lejos de ella, pero es una promesa que simplemente no puede cumplir. Las cosas cambiarán para Peter cuando aparece un nuevo villano, Electro, y un viejo amigo, Harry Osborn, regresa, al tiempo que descubre nuevas pistas sobre su pasado.
Me sorprendió gratamente la aparición hace tan solo dos años del primer título que componía el nuevo franquiciado sobre el super héroe creado por Stan Lee. Eso que se viene a denominar reboot, es decir, el reinicio o lanzamiento de una historia… en este caso ya suficiente y brillantemente transitada por Sam Raimi.
¿Para qué sirven estos tuneados, estas relativamente nuevas vueltas de tuerca? Pues para proporcionarnos más información, el origen, el por qué de muchas de sus actitudes posteriores. Y en esta segunda entrega ello se salda con relativo interés. Al ser un trabajo mucho más emocional, al menos en su tramo medio, entendemos aún mejor, con más precisión, ciertos traumas y miedos del protagonista.
Y me gustó, vuelve a hacerlo, la manera en que está expuesta su relación con su primer amor, Gwen Stacy. Los diálogos fluyen como deben ser en personajes de esta edad, frescos y juveniles. Según cuaja su relación adquieren una dimensión más dramática, teniendo aquí una adecuada culminación.
En este apartado, la contratación de Marc Webb me ha parecido un acierto, pues hasta la fecha ha demostrado ser un especialista en amores primeros y efeverscentes en los que asoman el corazón y los ímpetus más románticos de las primeras hormonas. Para el recuerdo, ahí queda su preciosa y original (500) DÍAS JUNTOS.
Respecto a la parte de los efectos, la más apabullante, la que supongo esperan más ahítos sus seguidores, me interesa menos. Cierto que Webb parece haber hecho un gran esfuerzo por superarse un poco más, ayudado de una buena ristra de técnicos especialistas en fondos verdes y digitalizaciones, pero finalmente viene a ser más de lo mismo visto en tantas otras ocasiones, lo cual me provoca ya empacho, saturación. Es más, si me apuran, sus heroicidades me resultan un tanto prescindibles, no creo que las vaya a recordar pasados unos días.
Tampoco el catálogo de villanos presenta excesivos atractivos. El que da título a esta secuela, Electro, está dibujado y encarnado por Jamie Foxx sin excesiva finura o matices. El Duende Verde, Harry Osborn, es todavía un esbozo. Y el más atractivo, Rhino, enfundado por el gran y prolífico Paul Giamatti, me parece todavía muy vocinglero.
La redundancia vuelve a hacer aparición en algunos de sus pasajes. Y en cuanto al estilo del humor, que ya se encontraba presente en el anterior trabajo, se potencia un poco más, pero no siempre con el efecto deseado, cae a veces en algún tonillo supongo que involuntariamente paródico.
Es respetable pero no perdurable. Como complemento para averiguar un poco más del conflicto interior del protagonista, puede valer intermitentemente. Como espectáculo tiene un pase para el espectador y seguidor entregado de antemano, pero ni mucho menos resulta memorable.
Ojalá que el tercer ý último reseteo pevisto eleve más el listón.
José Luis Vázquez
