viernes, 29 de marzo

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Estreno en Royal City

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Eduardo Manostijeras ()

Director: Tim Burton

Intérpretes: Johnny Depp, Winona Ryder, Dianne Wiest, Anthony Michael Hall, Alan Arkin, Kathy Baker, Vincent Price, Caroline Aaron, Robert Oliveri

Sinopsis: Durante una noche de Navidad, una anciana le cuenta a su nieta la historia de Eduardo Manostijeras (Johnny Depp), un muchacho creado por un extravagante inventor (Vincent Price) que no pudo acabar su obra, dejando al joven con cuchillas en lugar de dedos.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Si quieren saber quién fabrica la nieve (“antes de que él viniera no nevaba nunca”), si quieren conocer la historia de un bondadoso creador y su extraña criatura; si quieren saber cómo al morirse aquél sin construirle las manos este tuvo que utilizar cuchillas en vez de dedos; si quieren arrebatarse con una incontaminada, imposible y eterna historia de amor que se eleva por encima de convenciones sociales;  si quieren comprobar cómo alguien inacabado puede ser el hombre más perfecto de corazón, si quieren darse de bruces con la pureza del alma en estado puro;  si quieren sentir el verdadero calor de un padre por encima de vínculos sanguíneos, si quieren disfrutar de la magia más hipnotizadora… en fin; si quieren disfrutar con uno de los mejores cuentos de hadas (y hados) y uno de los cantos más hermosos a favor de la diferencia jamás filmados, no lo duden, EDUARDO MANOSTIJERAS es su película.

Adoro, venero esta película, así como me sucede con una gran parte de la obra de su máximo responsable, el mago de Burbank, el californiano Tim Burton. Este fue su cuarto largometraje y a fecha de hoy, si tuviera que elegir un solo título de su filmografía, elegiría este sin duda. Y a continuación LA NOVIA CADÁVER. Y después FRANKENWEENIE. Y PESADILLA ANTES DE NAVIDAD aunque no lleve su firma pero sí su impronta y su distinción. Y ED WOOD. Y CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATE. Y SLEEPY HOLLOW. Y… casi todas, ya les digo. Tan solo relegaría un poco más atrás la inicial y en exceso excéntrica, también obra inicial, de aprendizaje, LA GRAN AVENTURA DE PEE WEE, la un tanto fallida EL PLANETA DE LOS SIMIOS y la un tanto endeble secuela del Caballero Oscuro, BATMAN VUELVE.

Cuarto largometraje de una filmografía compuesta por diecisiete, el que hace éste número a punto de estrenarse, el muy sugestivo a priori BIG  EYES (una aproximación a la biografía de los firmantes de cuadros de niños con grandes ojos Margaret y Walter Kean), probablemente alcanzó aquí un cénit artístico que en buena medida ha ido apuntalando con el paso del tiempo y de otros impagables hijos cinematográficos.

Precisamente la creación de mundos especiales, singulares, únicos, en el que se mezclan los aires góticos, con otros más  abigarrados o barrocos, constituye uno de los distintivos de su autor. En una industria a veces un tanto adocenada y liofilizada, Burton destaca por su deslumbrante y exuberante estilo. A la par que narrador es un ilustrador sin parangón. Tras Clint Eastwood, Steven Spielberg o Martin Scorsese, es el cineasta del que espero siempre con más impaciencia sus nuevos trabajos.

EDUARDO MANOSTIJERAS tal vez constituya el mejor ejemplo de sus abundantes, variadas, variopintas, fantasiosas y maravillosas influencias. Desde LA PARADA DE LOS MONSTRUOS  hasta PINOCHO, desde FRANKENSTEIN  hasta LA BELLA Y LA BESTIA, desde la literatura de Edgar Allan Poe hasta el cine de Roger Corman y su ciclo dedicado a adaptaciones del lúgubre escritor, desde Walt Disney a Lewis Carroll. Todo cabe en su cámara-turmix de renovadora, cegadora, sombría, resplandeciente belleza y poesía.

Sus planos, sus secuencias, sus imágenes son de los que no se olvidan. Ver las obras artísticas que Eduardo construye con sus tijeras, ver bailar bajo la nieve a su amada, ver ese irreparable llanto de la criatura ante la definitiva pérdida de su creador, ver a esa abuelita contando a su nieta un inolvidable cuento… ver todo eso y miles de momentos más es una experiencia única para cualquiera con corazón de soñador que no ponga límites a la imaginación y los sentimientos.

No podía haberse elegido un actor más adecuado que el extravagante y siempre personalísimo Johnny Depp. Le pone manos, corazón y vida a este ser adorable y sensible hasta el delirio. Wynona Ryder le secunda con el necesario embeleso. El mítico Vincent Price es un inmejorable y anglosajón Gepetto. Y así con todo el resto del reparto.

Y qué decir del inevitable en la obra burtoniana Danny Elfman. Ese músico que acerca los sonidos más celestiales a estos mundos terrenales henchidos, rebosantes en fantasía.

Es una película tan bella, tan desesperadamente romántica, imaginativa, conmovedora, emocionante, luminosa, reconciliadora con lo mejor de nosotros mismos y con nuestros más hermosos sueños, que se agotan las palabras para describirla.  No creo que haga falta insistir en que desde el mismo momento que la descubrí, allá por 1990, pasó a constituir una de mis imprescindibles de siempre.

 

José Luis Vázquez