sábado, 20 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Estreno en Royal City

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Imprimir crítica

La hora del cambio ()

Director: Salvatore Ficarra y Valentino Picone

Intérpretes: Salvatore Ficarra, Valentino Picone, Vincenzo Amato, Antonio Catania, Sergio Friscia, Eleonora De Luca, Alessia D'Anna, Ersilia Lombardo, Leo Gullotta

Sinopsis: Los vecinos del pequeño pueblo siciliano de Pietrammare viven acostumbrados al caos que conlleva "saltarse la ley", pero están hartos. Las carreteras tienen socavones, el tráfico es insufrible, la basura se acumula en las aceras y no hay día que un vecino no pise un excremento de perro. Tampoco les falta un gran puerto... sin barcos, y una fábrica altamente contaminante. Pero parece que ha llegado la hora del cambio: en las elecciones, un nuevo alcalde ha salido victorioso y viene con la firme intención de cumplir todo su programa electoral. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

Este es de ese tipo de proyectos tremendamente interesantes sobre el papel pero que no acaban de cuajar en pantalla.

Supone el quinto largometraje –escriben, dirigen, protagonizan- del dúo italiano Salvatore Ficarra-Valentino Picone, que vienen a ser como una especie más amplificada en cuanto a tareas a desarrollar de unos Martes y Trece a la italiana. A mí sinceramente me resultan a ratos un tanto cargantes. Está claro que beben de la gran comedia italiana, pero la parodia y el sarcasmo que suelen gastar los llevan a límites rayanos en lo extenuante. Aún así, tienen sus momentos.

En esta ocasión es una lástima que no hayan sabido aprovechar el material argumental del que disponían, pues abordan algo que me interesa mucho a nivel personal y que creo tiene indudable tirón. Es el hecho de cómo los seres humanos no estamos preparados para ser regidos por gobernantes honestos y que cumplen lo que prometen (siempre que no sean propuestas disparatadas o dictatoriales, claro). Por ejemplo y remitiéndome a lo que aquí se puede contemplar, a que la policía municipal lleve dirija adecuadamente el tráfico y ponga las multas debidas, a que las empresas contaminantes tengan las sanciones oportunas, a que quien construye ilegalmente sea penalizado, a vigilar que los funcionarios no se escaqueen en sus centros de trabajos… El listado es casi interminable.

La conclusión se revela escéptica y pesimista. Y no puedo estar más de acuerdo con la misma, asumiendo la cuota de responsabilidad que tenga que asumir y que me toque como ciudadano errático.

Mete también el dedo en la llaga –reitero, sin conseguir relevancia o fuste, recurriendo a una puesta en escena roma, esa es la lástima- no solo en la corrupción a gran escala o de los más poderosos, aunque sea al nivel de pequeña ciudad de provincias (no olvidemos que estamos en el tópico y desastrado sur de Italia, en Sicilia, cuna de la mafia), sino en la más pequeña, en la cotidiana, en la de cada uno de nosotros a más baja escalafón.

Por supuesto, para este tipo de cosas nunca estamos preparados. Criticamos al de enfrente con furia pero somos incapaces de ver nuestras propias grietas o arrugas en el espejo.

Es evidente el énfasis buscado a la hora de dejar expuestas las vergüenzas de algunos de los aspectos más criticables de la política/sociedad italiana, mediterránea en general (¡cuántos puntos coincidentes con la española!), por extensión la europea y, en definitiva, la de la propia especie humana.

Todo esto con un guión más ingenioso que no hubiera que tenido que recurrir a tópicos, mímicas, gestualidades y payasadas demasiado manidas, hubiera podido derivar en algo verdaderamente destacable. Se queda a medio camino, a medio gas, va perdiendo paulatina aceleración mientras se desarrolla el metraje. No acaba de pasar el corte. 

José Luis Vázquez