viernes, 29 de marzo

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Estreno en Royal City

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Cosecha amarga ()

Director: George Mendeluk

Intérpretes: Barry Pepper, Max Irons, Richard Brake, Tom Austen, Samantha Barks, Terence Stamp, Aneurin Barnard, Tamer Hassan, Lucy Brown, Nicholas Aaron, Edward Akrout, William Beck, Michael Jenn, Richard Ashton, Jack Hollington, Gary Oliver

Sinopsis: Ucrania, 1930. Stalin avanza con sus ambiciones mientras Yuri, un joven artista nacido en una familia de guerreros cosacos, trata de salvar a su amante, Natalka, cuando el Ejército Rojo invade su país y tiene lugar el genocidio ucraniano que acabó con las vidas de millones de personas. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 1 estrellas

“Nací en un país en el que todo era posible. Éramos libres y lo celebrábamos, vivíamos y amábamos” (Max Irons)

 

Apenas merece la pena que comente unas pocas líneas. Soporífera, torpona, deshilachada, desmañada –juro por San John Ford que no estoy mirando un diccionario de sinónimos, el rechazo me inspira-, raquítica, desafortunada producción canadiense sobre un asunto mayor, que hubiera merecido mejor suerte.

Nos sitúa ante uno de los mayores genocidios, sino el mayor y más repugnantemente “sutil”, habidos a lo largo de tan –en este sentido- oprobioso siglo XX. Tapado hasta hace no tanto y –que yo sepa- apenas tocado en cine. Me refiero al conocido como Holodomor, la hambruna y represión orquestada por la nefanda Unión Soviética del vil camarada Stalin que provocara la muerte de entre 7 y 10 millones de ucranianos entre 1932 y 1933.

La pena es que esto tenga sobre pantalla una plasmación tan pobretona, tan ausente de imaginación o solidez, que le haya hecho tan flaco favor a la historia, como bien ha apuntado el colega Nando Salvá.

Todo naufraga aquí, desde unas interpretaciones de tentetieso y desvaídas (y no será por no contar con actores veteranos como Terence Stamp o prometedores como el hijo de Jeremy Irons, Max –LA DAMA DE ORO- o Samantha Barks –LOS MISERABLES-) hasta un tono épico del todo fallido, pasando por unas escenas amorosas de lo más sosas y simplonas o una ambientación completamente desaprovechada.

El rodaje en escenarios naturales del que constituyó el mayor granero de Europa no alivia la catástrofe general. Eso sí, puede provocar la reflexión y la comprensión del por qué están sucediendo ciertos hechos actuales, de dónde proceden muchos resquemores, cuál es su origen.

Pese a su bregado currículum televisivo, no así cinematográfico, el George Mendeluk demuestra no haber sido el adecuado para dirigir un proyecto ya endeble desde su base.

Les hago un favor a ustedes y me lo hago a mí si dejo la reseña en este punto.

José Luis Vázquez