sábado, 20 de abril

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Barricada Cultural

 

Un niño cualquiera

por Ignacio Gracia

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Un niño cualquiera sube los peldaños de un edificio de la calle Alcalá y se queda absorto contemplando lo que percibe tras los cristales. Es el recibidor del Casino de Madrid (el de las apuestas no, el otro). Muchos transeúntes sólo verían lujo o exclusividad en las instalaciones. Escaleras con columnatas, grandes techos abovedados. Camareros con guantes que parecen surgidos de una película de Bogart. Mesas de billar decimonónicas con pantallas que proyectan la luz justa para que el juego sea simplemente un arte. La biblioteca más bonita del mundo, una joya dentro de otra joya. Salas o rincones por doquier para sentarse a leer el periódico o abandonarse, sabedor de que estás en el lugar adecuado. El niño percibe algo que lo atrae y que a la vez le resulta familiar, algo que no está en el edificio, en el contenedor físico. Es esa atmósfera imposible de describir. Es un lugar con alma.

El Casino de Madrid es una asociación sin ánimo de lucro cuyos fines son promover entre sus socios toda clase de actividades artísticas, literarias, culturales, deportivas y recreativas. Fundado en 1836, la palabra casino era la utilizada en Italia para denominar a las casas y villas de campo dedicadas al ocio y el recreo. Aquellos trece amigos que decidieron crear su propio espacio se convirtieron, tras casi 180 años de historia, en más de 16.000 personas que acuden a un punto de encuentro extraordinario en el que disfrutar de la cultura y el ocio.

El niño al que le gusta mirar –como decía Shakespeare- el Casino, es en realidad un poco peculiar. Aprendió a escribir antes que a hablar y desde entonces no ha parado. Se llama Amador, y siempre la ha fascinado la cultura en todas sus vertientes. Durante su infancia y juventud pasa interminables tardes del fin de semana viendo absorto películas en sesión continua mientras come bocadillos. Amador no puede dejar de aprender. Estudia Derecho, pero su vocación humanística le hace visitar también Medicina, Empresas, Filosofía y Ciencias políticas. Se acaba doctorando, y pasa de escribiente en el bufete de la tía Julia a abogado en ejercicio. Pero no puede parar, funda otro bufete (ILS Abogados e IAC Consultores). Lee, escribe, emborrona miles de páginas y publica libros en el ámbito jurídico, filosófico y literario, poemarios y obras de teatro. Es uno de los 100 miembros más antiguos de la Asociación de Escritores y Artistas (apunta con sorna que no se sabe si es un motivo de gloria o una premonición). En 1982 constituyó ADALID, una asociación para el desarrollo o la defensa de las artes, las letras y las ideas. Es devoto del micro-relato y el minimalismo. Al final de la presentación de su blog, discretamente como todos sus actos, se despide con una frase que debería ser el blasón de este país para que nos fuera de otra forma. Hace una invitación a la lectura y a la participación. Sean todos bienvenidos.

Y como por rara lógica, de la misma forma en la que las gotas de agua colapsan entre sí para acabar formando un torrente, el voraz lector y escritor acaba dirigiendo la tertulia cultural del Casino de Madrid. Un símbolo de la libertad de expresión, de la conversación que tanto escasea hoy en día y que permite exponer ideas, contrastarlas con otras diferentes en torno a una mesa. Darse cuenta de que no existen verdades extremas y aprender unos de otros en vez de matarse a cabezazos. Un antídoto para las guerras, una amenaza para los políticos. Y para los osados la transgresión más revolucionaria: la cultura. Dirigida por el quijotesco Amador García-Carrasco, el último lunes de cada mes en el Salón del Torito, comparten pensamientos, ideas y sueños -quizás locuras si nos atrevemos- directores de cine, escritores, diplomáticos, artistas, locutores de medios de comunicación, investigadores...Todo tiene cabida en este microcosmos, en esta rara burbuja de libertad. Eso sí, debes mantener las formas, saber escuchar y estar dispuesto a arriesgarte a aprender, a que lo que escuches te envenene y te cambie la vida, porque ya eres otra persona. Repito las palabras de Amador, invitación a la lectura y a la participación. Imagina que otro mundo es posible. Atrévete a venir.