miercoles, 24 de abril

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Barricada Cultural

 

Cuatro películas... con pasión

por Alicia Noci Pérez

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Aprovechando que acabamos de dejar atrás la Semana Santa voy a dedicar esta nueva serie a la pasión de Cristo.

Las películas al respecto son legión (y no lo digo por las romanas), tanto las que tratan directamente las circunstancias que rodearon los últimos días de la vida de Jesús (“La historia más grande jamás contada”, “Rey de reyes” o la más actual “La pasión de Cristo”, dirigida por Mel Gibson) como las que lo utilizan como un tema tangencial (“Ben Hur”, “La túnica sagrada”, “Quo vadis?” o “Barrabás”).

De entre todas ellas he elegido cuatro que me llamaron la atención. Y voy a comenzar por “Jesucristo Superstar”, film dirigido en 1973 por Norman Jewison.

Mi primera idea de esta obra no fue fílmico, sino musical, a través de la conocidísima “Getsemaní” interpretada por Camilo Sesto (llegó a número uno en lista de ventas). Curiosamente, su gestación también fue musical antes que teatral o cinematográfica. Y es que en septiembre de 1970 apareció un disco doble titulado “Jesus Christ Superstar”, un álbum conceptual que se autodefinió como ópera-rock.

Sus autores, Andrew Lloyd Weber y Tim Rice, que querían iniciarse en el género, lo publicaron con la esperanza de poder llevarlo a los escenarios de Broadway, cosa que ocurriría un año después. Contaron con Ian Gillan (cantante de Deep Purple) en el papel de Jesucristo, Murray Head como Judas e Yvonne Elliman, que repetiría en la película, como María Magdalena. La parte sonora corrió a cargo de la Grease Band, grupo que acompañaba a Joe Cocker, encuadrado dentro del rock sinfónico y psicodélico. Además, un coro y una orquesta sinfónica. Y a todo eso sonaba este disco que consiguió llegar al primer puesto del Billboard en dos ocasiones.

En el año 1971 dio el salto a los escenarios y, como decía, en 1973 se rodará la película con Ted Neeley como Jesús, Carl Anderson interpretando a Judas e Yvonne Elliman, que ya era una institución como María Magdalena, a la que había dado vida igualmente en el teatro. Y no tardó mucho en surgir la polémica por presentar a los personajes como “hippies”, por dar el punto de vista de Judas Iscariote, por presentar a un Cristo bastante más humano que divino, lleno de dudas y miedos, y por hacerlo cantando rock.

Judas aparece enfadado permanentemente ante lo mal que ha llevado Jesús la propagación de su mensaje, la forma en que se desvirtúa por los discípulos, ante el temor a la persecución de Roma por afirmar que se trataba del “hijo de Dios” o del “rey de los judíos”. Al mismo tiempo, se nos presenta el destino de Jesucristo dependiendo del temor al cambio de Anás y Caifás, de Pilatos (o Pilato, como prefieran), de Herodes o del mismo Judas.

Rodada en localizaciones de Israel y otros lugares de Oriente Próximo, en el desierto y entre ruinas romanas, con un vestuario sencillo, con las pinceladas suficientes para caracterizar cada personaje, daría una imagen casi minimalista a la historia.

En este caso, será la canción cantada por María Magdalena, “I don’t know how to love him”, la que supuso un éxito de ventas (que en España cantaría Ángela Carrasco con el título “Es más que amor”). Y “Then we are decided”, interpretada por Caifás y Anás, fue escrita especialmente para la versión fílmica.

Ya hemos comentado alguna cosa del estreno del musical en nuestro país. Tuvo lugar el 6 de noviembre de 1975, en Madrid, dirigido por Jaime Azpilicueta y protagonizado por Camilo Sesto, que también hizo una importante aportación económica, en el papel de Jesús, Teddy Bautista en el de Judas, que se encargó además de los arreglos y la dirección musical, y la referida Ángela Carrasco como María Magdalena. A pesar de los problemas de la película con la censura, en el teatro alcanzó un enorme éxito, manteniéndose en cartel durante cinco meses, y porque el protagonista tuvo que dejarlo por otros compromisos profesionales.

Todo esto la convirtió en una obra mítica, con multitud de montajes del musical en diversos países, innumerables grabaciones realizadas por los distintos elencos y varios premios y nominaciones. Merece la pena acercarse a ella en cualquier formato.

Termino con un par de curiosidades. A pesar de los conflictos con la Iglesia, una de las canciones que suenan es una de las más famosas de la celebración de la Misa. Seguro que la han oído. Y pueden encontrar también una representación del magnífico fresco de Leonardo Da Vinci de “La última cena”. A ver si los encuentran, les animo a “jugar” y así le echan un vistazo a la película.