viernes, 29 de marzo

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Barricada Cultural

 

Culebras-bebé

por PL Salvador

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No me creo casi nada. No me creo casi nada de lo que dicen en la televisión. Ni de lo que escriben en los periódicos. Ni de lo que circula por la redes sociales. De la radio me creo (casi) todo lo que dicen en el Canal Clásico.

Esta semana, en el Camino Viejo de Benissa, han atropellado-aplastado a dos culebras-bebé*. Esto sí me lo creo porque lo he visto con mis propios ojos. Suena raro, eso de ver algo con los ojos de uno.

Y sin embargo: cuánta gente ve con los ojos de los demás. Cuántos juzgan con el criterio de otros. Cuántos comparten sin saber si lo que comparten es cierto. Cuántos critican sin conocer lo que critican.

Hasta el gorro. Estoy. No, no llevo gorro. Gorra, sí. Cuando escribo, como ahora, me pongo una gorra para protegerme de toda luz que no provenga del ordenador. De paso me aíslo un poco. La gorra me proporciona una cierta intimidad.

Sobreinformación desinformada. La verdad es que esto se nos ha ido de las manos. Ya no hay pausa. Ya no hay reflexión. Ya no hay medida. Vale, sí hay, pero tan poca, que cuesta encontrarla, cansado estoy cuando la encuentro.

Y encima voy y añado más. Aquí estoy, contando cosas que casi nadie leerá. Si ahora pongo (aquí): no le des al «me gusta» cuando lo comparta, cosa que ya hice el año pasado, observaremos después que algunos (o muchos) no han leído esto.

Luego, esos «algunos», si se enteran, dirán que su «me gusta» es un apoyo, un «me gusta» al autor, o sea, que soy yo quien les gusta (al margen de lo que escriba [que por supuesto será interesante {como de costumbre}]).

A estos les digo que sí, que tienen razón, que no hace falta leer los artículos (o que se pueden leer después [yo mismo lo hago {le doy al «me gusta» para apoyar a alguien que me gusta y leo su mensaje al día siguiente}]).

Al día siguiente (o al otro [o nunca]) porque me falta tiempo. Naturalmente, tengo preferencias. Intereses. Cosas que no me puedo perder. Pues, si me las perdiese, podría perderme con ellas.

 

*A las culebras-bebé raramente se las atropella-aplasta accidentalmente (yo siempre las esquivo), lo que demuestra que a diario me cruzo con ignorantes-malvados, lo cual es triste-tristísimo.